lunes, 18 de abril de 2011

La mirada omnisciente de Edgar Borges

Edgar Borges (Caracas, 1966)
“Crónicas de Bar” es la última obra del escritor venezolano Edgar Borges, bautizada en España el pasado 15 de abril. Con ésta, la narrativa del escritor caraqueño radicado en la Península Ibérica desde hace un buen tiempo, da un paso determinante en su proceso evolutivo. Y es que sin duda, Borges es, hoy por hoy, uno de los narradores latinoamericanos más importantes de esa nueva generación de grandes talentos, cuya pluma emerge de manera contundente y feliz, en el panorama de las letras hispanoamericanas.


En esta obra, publicada por la editorial Milrazones, la escritura de Borges se traduce en una mirada casi omnisciente, si cabe la expresión, al mundo de la bohemia, de la noche, los bares, desde una perspectiva inédita, manteniendo esa obsesión que ha venido acrecentándose a lo largo de su escritura, como lo es la de desentrañar las claves filosóficas de las relaciones humanas. En estos apuntes, crónicas, observaciones, Borges busca develar lo que palpita más allá de quienes comparten esos lugares comunes como los son los bares y los cafés.


La génesis de este trabajo viene determinada por el rico mundo de subjetividades que pululan e interactúan de manera permanente en estos locales, en donde hombres y mujeres de diferentes razas, clases sociales, ideologías políticas, comparten con fraternal distanciamiento, los arrebatos y penurias, los gozos y las alegrías que la vida les va deparando a lo largo de sus existencias.


Tal y como lo afirma Nathalie Riera en la nota de prensa a propósito del bautizo del libro, “21 bares de Asturias le sirven a Edgar Borges para observar conversaciones ajenas y pequeñas realidades invisibles (La gente que va y viene me recuerda la casa de las abuelas donde todo el vecindario entra). A partir de ellas aplica su idea de que un ser es una minúscula réplica del mundo para contar que en un bar (como en cualquier lugar) pueden habitar todos los bares (y mundos). 21 bares, 21 crónicas y múltiples historias donde se cruzan vivencias de calle, sexo, arte, ciencia, política y juego (En eso la camarera se me acerca y, con fina ironía, me pregunta si le daré otra vuelta a la ruta, para seguir curioseando la vida de los otros, o pediré algo)”


Y en ese juego (en esos bares) el autor descubre tertulias, cantos y despechos, pero también ve pasar a jugadores (innatos) de la palabra como Fernando Pessoa, Robert Walser, Julio Cortázar, Georges Perec, Claudio Magris, Salvador Dalí, entre otros, quienes formarán parte de ese turbio y encantador coro de voces y presencias, donde la literatura, la vida, la muerte, los grandes temas filosóficos, formarán un tejido perfecto, en 21 historias nutridas de sensibilidad, belleza, desazón, en el eterno y común contexto de la bohemia y la madrugada.

jueves, 7 de abril de 2011

Habito aquel instante...

Habito aquel instante en que tú ya no habitas. Como la luz que retoza en los rincones del sueño en los insomnios. Habito un instante de preguntas muertas. De rictus desolados cual desiertos. O en la ceniza de fogatas desbocadas en humo. Habito una heredad silente ocultando la derrota

lunes, 4 de abril de 2011

Mundo sin política

La política es un elemento imprescindible en el intercambio social. Desde el inicio de los tiempos, los seres humanos, como especie pensante y social, siempre ha hecho política. Las interacciones sociales implican la activación de diversos procesos comunicativos, muchos de los cuales, conllevan a actividades de carácter político. Cuando una comunidad lucha unida por un bien común, por ejemplo, es una forma de política. Y así pudiéramos seguir ilustrando la importancia de la política en toda sociedad. Lamentablemente, en nuestro país, debido a la pugna ideológica que se ha desatado en los últimos tiempos, hablar de política, de una manera equilibrada y positiva, es toda una odisea. Y es que muchos creen que lo político tiene que ver únicamente con los partidos políticos, con el gobierno o la oposición. Así pues, se confunde la política con la “politiquería”, lo que trae como consecuencia, altercados, discusiones absurdas, enemistades, tensiones en el ámbito laboral, problemas familiares, etcétera. En muchos casos, lo que pudiera ser una discusión asertiva, inteligente, en donde valores como la tolerancia, el respeto, salgan a flote, se convierte en una conversación insustancial, en donde la descalificación es el único fundamento. Ante este estado de cosas, es preciso que reflexionemos como sociedad, como hijos de esta tierra que tanto nos ha dado, y a la cual debemos darle todo lo mejor como ciudadanos. Es necesario deslastrarnos de esa intolerancia, y respetar la manera de pensar y de ser de cada quien. Sólo uniéndonos y alimentando discusiones fructíferas, vamos a tener la posibilidad de crecer como sociedad. Es descorazonador observar tanto odio, tanta falta de respeto junta y actuando a sus anchas. Cada quien escoge su partido político; cada ciudadano es libre de defender o no las posturas tanto del gobierno como de la oposición. Eso es un derecho humano, la legitimación de los más grandes valores democráticos y humanos. En definitiva, debemos ser políticos de verdad. Señalar lo positivo y lo mejorable de nuestras autoridades y legisladores. Todo con el debido respeto, cimentando nuestras críticas o comentarios en argumentos reales, objetivos. De cada uno de nosotros depende que sigamos acrecentando esta atmósfera negativa, o, por el contrario, podamos establecer un hilo comunicante cuya finalidad sea la construcción de una sociedad más justa, igualitaria y genuina.

sábado, 2 de abril de 2011

En corazón...



Y pensar que tu imagen sigue allí... en el FB, como si aún estuvieras entre nosotros en cuerpo y alma... Pero sólo estás en corazón, hermano, en la transida noche de los seres, en el continuo resoplar del tiempo...