jueves, 6 de marzo de 2008

El hombre...

El hombre es como un navegante cuya barca, es decir, la vida, transita perennemente un océano de dudas, de alegrías, de certidumbres y tristezas…En los momentos de tormenta, cuando cree perder el horizonte, y la barca se tambalea amagando naufragio, éste se aferra a lo que pende más allá de sus ojos; sospecha que hay algo más, y lo busca, con ahínco y perseverancia… A veces encuentra ese algo: un breve destello, una certeza luminosa, una neblinosa luz que como una suerte de faro, lejano pero real, le allana la ruta, lo devuelva a la corriente…

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