De acuerdo con una
información publicada en un importante rotativo de publicación nacional,
durante el presente año escolar, aumentó la cantidad de estudiantes que han
debido presentar las pruebas de revisión, antes llamadas de “reparación”, a fin
de salvar el año escolar. En tal sentido, indica el reportaje, que ahora no
sólo se presentan exámenes de Química, Inglés o Matemática, sino de materias
como Castellano, Cooperativismo o Educación Física, con lo cual el dolor de
cabeza de las “tres Marías” es cosa del pasado.
La lectura de dicha nota de prensa me hizo reflexionar
acerca del grado de dificultad, o de “exigencia”, si se puede acuñar el
término, del sistema educativo venezolano. Ahora bien, debemos conceptualizar
dicha palabra. Creo que la exigencia, en el contexto educativo, nada tiene que
ver con la cantidad de tareas o asignaciones que el estudiante deba realizar, o
que el docente se diriga a los jóvenes a su cargo como si de un regimiento
militar se tratara.
La exigencia a la que me refiero, se fundamenta en que el
docente proponga actividades que impliquen el desarrollo de las competencias
básicas de los alumnos, en los ámbitos conceptuales, procedimentales o
actitudinales. Enseñarlos a investigar, a indagar, a hipotetizar sobre temas
diversos; acompañarlos en el desarrollo de sus habilidades motoras, de sus
capacidades; orientarlos en el desarrollo de sus valores, de sus puntos de vista
frente al mundo que les ha tocado vivir.
Ahora bien, si analizamos el sistema educativo
venezolano, desde esta perspectiva, llegaremos a la conclusión de que si bien
en muchas instituciones esto se intente aplicar, con algún éxito, en la mayoría
de los casos, todas estas intenciones no pasan de ser una planificación que
llena todos los formalismos pero que no se concreta en el día a día de la
escuela. Lo de las pruebas de revisión forma parte de esta maraña de elementos
que actúan en contra del verdadero cambio que amerita el sistema educativo en
Venezuela.
De hecho, muchos docentes coinciden en afirmar que estas
pruebas no deberían existir, pues es contradictorio que en teoría se exponga la
necesidad de desarrollar competencias en todo un año escolar, y algunos alumnos
puedan aprobar una asignatura presentando una prueba en donde, en muchos casos,
solo se pueden someter a juicio competencias de carácter conceptual.
Por su parte, muchos estudiantes explican que es una
injusticia que algunas personas pasen las materias presentando solo un examen,
mientras que la gran mayoría ha tenido que prepararse arduamente durante todo
un año escolar. La controversia gira en torno a estas pruebas de revisión, que
aunque puedan ser un mecanismo de salvación para algunos, determina uno de los
factores que habría que analizar con detenimiento, si de mejorar el sistema
educativo se trata.