domingo, 20 de mayo de 2012

Educación Ecológica


Hace algunas semanas, la Nasa publicó lo que para muchos es una de las imágenes más “perfectas” jamás publicada de nuestro planeta. En ésta se puede apreciar con extraordinaria nitidez los estragos causados por el ser humano, las terribles consecuencias de esa falta de conciencia ecológica, que lamentablemente, nos diferencia de las demás especies. Áreas que hace algunos años eran verdes, ahora han adquirido un aspecto desértico. Lo que muchos científicos anunciaban con preocupación, es una realidad incuestionable.
            ¿Acaso no es contradictorio que siendo el género humano el único dotado con la capacidad de raciocinio, en muchos casos, actuemos como seres sin conciencia ni sentimientos? ¿Hasta cuándo va a llegar a su fin la sed de dinero de quienes gobiernan el mundo? Contradicciones humanas en que navegamos hacia un desenlace nada provisorio. Los signos, los síntomas, se pueden constatar, el paso de los seres humanos sobre el planeta sigue generando caos, destrucción, muerte.
Si bien, existen organizaciones y personas que luchan por transformar este estado de cosas, lo cierto es que son pocas, frente a aquellos que contaminan, explotan los recursos sin ningún tipo de remordimiento, saquean las riquezas naturales enajenados por las ansias de poder, de progreso fácil. Por otra parte, muchos estados actúan de manera hipócrita frente a esta situación. Aunque en sus legislaciones abordan la problemática ambiental, el caso es que en el plano de las acciones concretas, dichos decretos se convierten en papeles archivados, en letra muerta.
Otro aspecto que es preciso tocar, tiene que ver con la educación, así como con el papel de los medios de comunicación, los cuales, en muchos casos, responden a intereses para los que la ecología es sólo una moda, un cliché. Así pues, muchas escuelas y colegios llevan a cabo actividades en pro de generar conciencia en los estudiantes acerca del cuidado del ambiente, del reciclaje, de la arborización. Una labor encomiable, pero que no obstante, no suele tener un impacto a largo plazo.
En cuanto a los medios de comunicación, éstos suelen abrir espacios para dar a conocer el problema, una acción fundamental, pero que debe ser más sistemática. Es preciso entonces desarrollar proyectos comunicacionales, cuyos objetivos impliquen informar y concienciar a la población en general en lo referido con los problemas del medio ambiente, así como las acciones precisas para atacarlos.
Finalmente, creo que la educación ecológica, para que sea efectiva, ha de emprenderse en el seno familiar. Además de la honestidad, el amor, el respeto, la conciencia ecológica debe ser el resultado de la actitud de los padres, de un modo de vida, en donde las acciones hablen por sí mismas y señalen el camino que se debe seguir, en pro de un planeta más limpio, más sano.    

sábado, 19 de mayo de 2012

La literatura de Orhan Pamuk




            Hace algunos días, adquirí El museo de la inocencia, del premio Nobel de Literatura 2006, el turco Orhan Pamuk. Un libro en el que se resalta el estilo elegante, preciso y contundente, de uno de los escritores más importantes de la última década. Una prosa sencilla, pero profunda, en donde se legitima la maestría de Pamuk en cuanto a la representación de situaciones reales y cotidianas, atravesadas por un halo mágico y exótico, donde el amor, el sexo, las tradiciones y la muerte, adquieren un enfoque inédito, una mirada nueva.
            La narrativa de Pamuk reivindica, en algunos aspectos, los rasgos de la literatura decimonónica, con la nitidez y la fuerza descriptiva, alejada en muchos casos, de las técnicas y formas vanguardistas. Por otra parte, es preciso advertir, la presencia de cierta influencia de la literatura rusa, así como de los grandes maestros norteamericanos.
Nieve” es una de las novelas más importantes de este escritor. En relación con ésta, Pamuk reflexiona, haciendo énfasis en el poder de la palabra en las sociedades contemporáneas. “Nieve es una novela política, la primera y la última que haré, y tuvo mucho éxito en Turquía. Puso a mucha gente un poco nerviosa, pero por otra parte, tuvo muchos lectores. Quizá no les gustaba todo lo que leían, pero les interesaba el problema, la situación que exponía.
En una novela política, el autor no tiene por qué ser amado por todos sus lectores, ni éstos tienen que compartir necesariamente todas las opiniones del escritor. De hecho, un autor político al que todo el mundo ame probablemente lo único que haga sea repetir los clichés y halagar los tópicos preconcebidos de su público, en vez de intentar reflexionar sobre el tema.”
            En cuanto al oficio de escritor, en una entrevista conducida por Rosa Montero, el premio nobel explica: “Te vas construyendo una vida de escritor, desde luego, y desde ese punto de vista no eres igual a nadie más. Pero con esto no me estoy refiriendo a esa vanidad narcisista de los autores que se creen únicos. Distingamos entre ese narcisismo, que no comparto ni me interesa, y por otro lado el trabajo que hago. La manera en que yo veo ese trabajo, la manera en que escribo mis novelas, es siempre buscando lo que hay en lo más profundo del ser humano e intentando sacar eso a la superficie, para demostrar que todos somos iguales unos a otros.”
            Orhan Pamuk ha sabido enfocar aspectos sociales desde una óptica muy particular, donde su literatura constituye un puente que establece encuentros y disyuntivas entre la cultura del medio oriente y la vida contemporánea occidental. En este sentido, sus opiniones han causado polémica en su país, por su crítica, certera y pertinaz.
            He leído las primeras páginas de “El museo de la inocencia” y ya estoy enganchado de esa prosa fluida, de la experiencia que significa disfrutar y aprender de una literatura sólida, pertinente, esencial. Acerquémonos a este maestro de las letras, a ese mundo construido desde su propia experiencia, que viene a ser el reflejo de las perplejidades y los éxitos del hombre de nuestros días.

domingo, 6 de mayo de 2012

Una estatua para Mazinger


Alfredo tiene ocho años, vive en Madrid con sus padres. No puede creer lo que sus ojos están mirando. Allí, frente a él, Mazinger Z contempla al mundo en actitud vigilante. Su padre se lo había dicho días atrás, que lo iba a llevar a un lugar espectacular donde además de conocer a unos familiares, iba a llevarse una gran sorpresa. Así fue. Alfredito observa con detenimiento al Mazinger de Tarragona, al noreste de la Península Ibérica. Mira a su padre, quien a su vez lo mira con alegría, y luego se abrazan como un par de chiquillos frente a aquellos diez metros de altura de fibra de vidrio y recuerdos.
            Así como Alfredito, muchos niños y niñas del mundo, vivieron la emoción de ver a su héroe favorito, Mazinger Z, acabar con las pretensiones terroríficas del Dr. Hell y su tropa de robots restaurados, provenientes de la Isla de Rodas. Cada capítulo, despertaba nuestras expectativas, y cuando pensábamos que nuestro héroe iba a sucumbir y sería destruido, éste demostrando sus magníficos poderes y estratagemas, salía ileso de cada una de las batallas que debía sostener a fin de salvar a la civilización.
            Recuerdo claramente aquellos días de inicios de los ochenta, un niño, casi como Alfredito, frente a la televisión después de la seis de la tarde, concentrado en un nuevo capítulo de Mazinger Z, para ese entonces transmitido por Venevisión. Era una cita imperdible. A veces, prefería venirme a la casa a ver la serie que quedarme jugando en la calle con los vecinos o primos.
            Y es que a pesar de que en muchos países fue censurada, porque supuestamente alentaba a la violencia, para mí era y es una fábula épica de la lucha que cada día debemos emprender para cumplir nuestras metas. El honor, la perseverancia, subyacen en cada entrega, hasta el amor entre Koji Kabuto y Sayaka Yumi que no lograba establecerse debido a sus personalidades y diferencias.       
            Alfredito posa junto a su padre al lado de la gran estatua, para materializar lo que será un recuerdo futuro. Tiene entre sus manos una réplica de Mazinger Z que su padre compró en 1997, fabricado por la empresa Bandai, dentro de la línea Soul of Chogokin, y que ahora éste se lo ha obsequiado como un tesoro invaluable.
Han visto juntos todos los capítulos de la serie, a través de la WEB. Alfredito sabe de lo que es capaz su amigo Mazinger, por eso su imaginación se desboca, y es cuando Mazinger se arrodilla frente a él y le alarga su gran mano defensora del mundo, y Alfredito sonríe, mientras su padre tiene la certeza de que aquella tarde será inolvidable para su hijo, así como lo será por siempre para él.