Para Cristina Casique, mi mamá…
I
Navegabas solitaria por entre los arbustos,
Nodriza de la selva,
Blanca como un papel sin escritura,
Entre la niebla y el frío,
Tus ojos llameantes, tus pasos crujientes
Sobre la eterna ladera…
La sombra vesperal te abrazaba sigilosa
Y en el fondo los volcanes
Corrían zigzagueantes el camino de las venas
Nodriza enamorada de jazmines eternos
Las pléyades de Orión iluminaban tu belleza
Tu india cabellera en constante vaivén
Plena de ensoñaciones
Aguardabas la palabra precisa
En tanto que a tu alrededor
Pájaros silvestres dibujaban cantarinos
Una húmeda canción
Teñida de nostalgia
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