lunes, 22 de septiembre de 2008

En el Palacio de Anaya de Salamanca...

Te aguardo a destiempo entre rocas milenarias y sendas furtivas
en que el amor perdió su follaje más tierno,
consuela la herida,
vierte la humedad de tu cuerpo
en el hueco de estas manos
que infames te dibujan bajo la fiebre
y la avaricia...
consuela la herida,
que el leve murmullo de tu voz
invada este espacio
para que pueda atardecer como nunca,
y las vocales de tu nombre no duelan tanto...

1 comentario:

Celeste dijo...

Disculpe la intromisión, pero eso no es el Palacio de Anaya