Hace algunas semanas,
la Nasa publicó lo que para muchos es una de las imágenes más “perfectas” jamás
publicada de nuestro planeta. En ésta se puede apreciar con extraordinaria
nitidez los estragos causados por el ser humano, las terribles consecuencias de
esa falta de conciencia ecológica, que lamentablemente, nos diferencia de las
demás especies. Áreas que hace algunos años eran verdes, ahora han adquirido un
aspecto desértico. Lo que muchos científicos anunciaban con preocupación, es
una realidad incuestionable.
¿Acaso no es contradictorio que
siendo el género humano el único dotado con la capacidad de raciocinio, en
muchos casos, actuemos como seres sin conciencia ni sentimientos? ¿Hasta cuándo
va a llegar a su fin la sed de dinero de quienes gobiernan el mundo?
Contradicciones humanas en que navegamos hacia un desenlace nada provisorio.
Los signos, los síntomas, se pueden constatar, el paso de los seres humanos
sobre el planeta sigue generando caos, destrucción, muerte.
Si
bien, existen organizaciones y personas que luchan por transformar este estado
de cosas, lo cierto es que son pocas, frente a aquellos que contaminan,
explotan los recursos sin ningún tipo de remordimiento, saquean las riquezas
naturales enajenados por las ansias de poder, de progreso fácil. Por otra
parte, muchos estados actúan de manera hipócrita frente a esta situación.
Aunque en sus legislaciones abordan la problemática ambiental, el caso es que
en el plano de las acciones concretas, dichos decretos se convierten en papeles
archivados, en letra muerta.
Otro
aspecto que es preciso tocar, tiene que ver con la educación, así como con el
papel de los medios de comunicación, los cuales, en muchos casos, responden a
intereses para los que la ecología es sólo una moda, un cliché. Así pues, muchas
escuelas y colegios llevan a cabo actividades en pro de generar conciencia en
los estudiantes acerca del cuidado del ambiente, del reciclaje, de la
arborización. Una labor encomiable, pero que no obstante, no suele tener un
impacto a largo plazo.
En
cuanto a los medios de comunicación, éstos suelen abrir espacios para dar a
conocer el problema, una acción fundamental, pero que debe ser más sistemática.
Es preciso entonces desarrollar proyectos comunicacionales, cuyos objetivos
impliquen informar y concienciar a la población en general en lo referido con
los problemas del medio ambiente, así como las acciones precisas para atacarlos.
Finalmente,
creo que la educación ecológica, para que sea efectiva, ha de emprenderse en el
seno familiar. Además de la honestidad, el amor, el respeto, la conciencia
ecológica debe ser el resultado de la actitud de los padres, de un modo de
vida, en donde las acciones hablen por sí mismas y señalen el camino que se
debe seguir, en pro de un planeta más limpio, más sano.