sábado, 19 de mayo de 2012

La literatura de Orhan Pamuk




            Hace algunos días, adquirí El museo de la inocencia, del premio Nobel de Literatura 2006, el turco Orhan Pamuk. Un libro en el que se resalta el estilo elegante, preciso y contundente, de uno de los escritores más importantes de la última década. Una prosa sencilla, pero profunda, en donde se legitima la maestría de Pamuk en cuanto a la representación de situaciones reales y cotidianas, atravesadas por un halo mágico y exótico, donde el amor, el sexo, las tradiciones y la muerte, adquieren un enfoque inédito, una mirada nueva.
            La narrativa de Pamuk reivindica, en algunos aspectos, los rasgos de la literatura decimonónica, con la nitidez y la fuerza descriptiva, alejada en muchos casos, de las técnicas y formas vanguardistas. Por otra parte, es preciso advertir, la presencia de cierta influencia de la literatura rusa, así como de los grandes maestros norteamericanos.
Nieve” es una de las novelas más importantes de este escritor. En relación con ésta, Pamuk reflexiona, haciendo énfasis en el poder de la palabra en las sociedades contemporáneas. “Nieve es una novela política, la primera y la última que haré, y tuvo mucho éxito en Turquía. Puso a mucha gente un poco nerviosa, pero por otra parte, tuvo muchos lectores. Quizá no les gustaba todo lo que leían, pero les interesaba el problema, la situación que exponía.
En una novela política, el autor no tiene por qué ser amado por todos sus lectores, ni éstos tienen que compartir necesariamente todas las opiniones del escritor. De hecho, un autor político al que todo el mundo ame probablemente lo único que haga sea repetir los clichés y halagar los tópicos preconcebidos de su público, en vez de intentar reflexionar sobre el tema.”
            En cuanto al oficio de escritor, en una entrevista conducida por Rosa Montero, el premio nobel explica: “Te vas construyendo una vida de escritor, desde luego, y desde ese punto de vista no eres igual a nadie más. Pero con esto no me estoy refiriendo a esa vanidad narcisista de los autores que se creen únicos. Distingamos entre ese narcisismo, que no comparto ni me interesa, y por otro lado el trabajo que hago. La manera en que yo veo ese trabajo, la manera en que escribo mis novelas, es siempre buscando lo que hay en lo más profundo del ser humano e intentando sacar eso a la superficie, para demostrar que todos somos iguales unos a otros.”
            Orhan Pamuk ha sabido enfocar aspectos sociales desde una óptica muy particular, donde su literatura constituye un puente que establece encuentros y disyuntivas entre la cultura del medio oriente y la vida contemporánea occidental. En este sentido, sus opiniones han causado polémica en su país, por su crítica, certera y pertinaz.
            He leído las primeras páginas de “El museo de la inocencia” y ya estoy enganchado de esa prosa fluida, de la experiencia que significa disfrutar y aprender de una literatura sólida, pertinente, esencial. Acerquémonos a este maestro de las letras, a ese mundo construido desde su propia experiencia, que viene a ser el reflejo de las perplejidades y los éxitos del hombre de nuestros días.

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