Son las once. El silencio glacial del quirófano vacío penetra hasta mis huesos. Me pregunto qué fue lo que sucedió realmente. Qué pudo desencadenar la serie de acontecimientos que me condujeron a esta situación tan patética. Alguien se acerca. Es un hombre. Tal vez sea uno de ellos. Sus pasos resuenan cada vez más cercanos. Ojalá no me descubra. De lo contrario, seré hombre muerto.
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