sábado, 11 de julio de 2009
muchas gracias...
Quiero agradecerle por aquel instante tenaz y profundo en que nos olvidamos de la infinitud de la muerte y nos entregamos a aquello que supusimos luminoso, eterno. Quiero recomenzar sin tener que sentirla tan mía a pesar de la ausencia, lejano para siempre de su boca y de su pelo, de ese gesto de vaga incertidumbre de su cuerpo en la intemperie, de aquella desazón creciente de sentirnos tan solos, de todo ese sabor a fiesta y a melancolía de su talle, de sus manos, de la borrasca de su respiración como contenida en el oscuro bosque de su pecho, del calor profuso de su vientre…Quiero agradecerle por aquello que fuimos, por lo que pudimos llegar a ser, ahora que navego entre aguas oscuras y un sol desconocido ilumina mi rostro…
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