La luna no
volverá por nosotros
Ni el cielo
vendrá a cosechar nuestras últimas lágrimas,
Ni siquiera
el sollozo de los cuerpos
Vibrará en
la clara estancia
Donde aún se
agitan los espejos
En la ahíta
noche del corazón
Cuando más
te pienso
Y finjo una
sonrisa de media cara
Como para
apaciguar
El rictus
desapacible de tus labios,
Tus formas
lumínicas adosadas a la espalda del recuerdo
Merodeando
los tejados del alma
Como una
gata sigilosa y pertinaz
No volverá
el viento a resoplar en los jardines,
Para que tú
no vuelvas vestida de verano…
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