viernes, 27 de julio de 2012

¿Pruebas de revisión?


De acuerdo con una información publicada en un importante rotativo de publicación nacional, durante el presente año escolar, aumentó la cantidad de estudiantes que han debido presentar las pruebas de revisión, antes llamadas de “reparación”, a fin de salvar el año escolar. En tal sentido, indica el reportaje, que ahora no sólo se presentan exámenes de Química, Inglés o Matemática, sino de materias como Castellano, Cooperativismo o Educación Física, con lo cual el dolor de cabeza de las “tres Marías” es cosa del pasado.
            La lectura de dicha nota de prensa me hizo reflexionar acerca del grado de dificultad, o de “exigencia”, si se puede acuñar el término, del sistema educativo venezolano. Ahora bien, debemos conceptualizar dicha palabra. Creo que la exigencia, en el contexto educativo, nada tiene que ver con la cantidad de tareas o asignaciones que el estudiante deba realizar, o que el docente se diriga a los jóvenes a su cargo como si de un regimiento militar se tratara.
            La exigencia a la que me refiero, se fundamenta en que el docente proponga actividades que impliquen el desarrollo de las competencias básicas de los alumnos, en los ámbitos conceptuales, procedimentales o actitudinales. Enseñarlos a investigar, a indagar, a hipotetizar sobre temas diversos; acompañarlos en el desarrollo de sus habilidades motoras, de sus capacidades; orientarlos en el desarrollo de sus valores, de sus puntos de vista frente al mundo  que les ha tocado vivir.
            Ahora bien, si analizamos el sistema educativo venezolano, desde esta perspectiva, llegaremos a la conclusión de que si bien en muchas instituciones esto se intente aplicar, con algún éxito, en la mayoría de los casos, todas estas intenciones no pasan de ser una planificación que llena todos los formalismos pero que no se concreta en el día a día de la escuela. Lo de las pruebas de revisión forma parte de esta maraña de elementos que actúan en contra del verdadero cambio que amerita el sistema educativo en Venezuela.
            De hecho, muchos docentes coinciden en afirmar que estas pruebas no deberían existir, pues es contradictorio que en teoría se exponga la necesidad de desarrollar competencias en todo un año escolar, y algunos alumnos puedan aprobar una asignatura presentando una prueba en donde, en muchos casos, solo se pueden someter a juicio competencias de carácter conceptual.
            Por su parte, muchos estudiantes explican que es una injusticia que algunas personas pasen las materias presentando solo un examen, mientras que la gran mayoría ha tenido que prepararse arduamente durante todo un año escolar. La controversia gira en torno a estas pruebas de revisión, que aunque puedan ser un mecanismo de salvación para algunos, determina uno de los factores que habría que analizar con detenimiento, si de mejorar el sistema educativo se trata.

domingo, 20 de mayo de 2012

Educación Ecológica


Hace algunas semanas, la Nasa publicó lo que para muchos es una de las imágenes más “perfectas” jamás publicada de nuestro planeta. En ésta se puede apreciar con extraordinaria nitidez los estragos causados por el ser humano, las terribles consecuencias de esa falta de conciencia ecológica, que lamentablemente, nos diferencia de las demás especies. Áreas que hace algunos años eran verdes, ahora han adquirido un aspecto desértico. Lo que muchos científicos anunciaban con preocupación, es una realidad incuestionable.
            ¿Acaso no es contradictorio que siendo el género humano el único dotado con la capacidad de raciocinio, en muchos casos, actuemos como seres sin conciencia ni sentimientos? ¿Hasta cuándo va a llegar a su fin la sed de dinero de quienes gobiernan el mundo? Contradicciones humanas en que navegamos hacia un desenlace nada provisorio. Los signos, los síntomas, se pueden constatar, el paso de los seres humanos sobre el planeta sigue generando caos, destrucción, muerte.
Si bien, existen organizaciones y personas que luchan por transformar este estado de cosas, lo cierto es que son pocas, frente a aquellos que contaminan, explotan los recursos sin ningún tipo de remordimiento, saquean las riquezas naturales enajenados por las ansias de poder, de progreso fácil. Por otra parte, muchos estados actúan de manera hipócrita frente a esta situación. Aunque en sus legislaciones abordan la problemática ambiental, el caso es que en el plano de las acciones concretas, dichos decretos se convierten en papeles archivados, en letra muerta.
Otro aspecto que es preciso tocar, tiene que ver con la educación, así como con el papel de los medios de comunicación, los cuales, en muchos casos, responden a intereses para los que la ecología es sólo una moda, un cliché. Así pues, muchas escuelas y colegios llevan a cabo actividades en pro de generar conciencia en los estudiantes acerca del cuidado del ambiente, del reciclaje, de la arborización. Una labor encomiable, pero que no obstante, no suele tener un impacto a largo plazo.
En cuanto a los medios de comunicación, éstos suelen abrir espacios para dar a conocer el problema, una acción fundamental, pero que debe ser más sistemática. Es preciso entonces desarrollar proyectos comunicacionales, cuyos objetivos impliquen informar y concienciar a la población en general en lo referido con los problemas del medio ambiente, así como las acciones precisas para atacarlos.
Finalmente, creo que la educación ecológica, para que sea efectiva, ha de emprenderse en el seno familiar. Además de la honestidad, el amor, el respeto, la conciencia ecológica debe ser el resultado de la actitud de los padres, de un modo de vida, en donde las acciones hablen por sí mismas y señalen el camino que se debe seguir, en pro de un planeta más limpio, más sano.    

sábado, 19 de mayo de 2012

La literatura de Orhan Pamuk




            Hace algunos días, adquirí El museo de la inocencia, del premio Nobel de Literatura 2006, el turco Orhan Pamuk. Un libro en el que se resalta el estilo elegante, preciso y contundente, de uno de los escritores más importantes de la última década. Una prosa sencilla, pero profunda, en donde se legitima la maestría de Pamuk en cuanto a la representación de situaciones reales y cotidianas, atravesadas por un halo mágico y exótico, donde el amor, el sexo, las tradiciones y la muerte, adquieren un enfoque inédito, una mirada nueva.
            La narrativa de Pamuk reivindica, en algunos aspectos, los rasgos de la literatura decimonónica, con la nitidez y la fuerza descriptiva, alejada en muchos casos, de las técnicas y formas vanguardistas. Por otra parte, es preciso advertir, la presencia de cierta influencia de la literatura rusa, así como de los grandes maestros norteamericanos.
Nieve” es una de las novelas más importantes de este escritor. En relación con ésta, Pamuk reflexiona, haciendo énfasis en el poder de la palabra en las sociedades contemporáneas. “Nieve es una novela política, la primera y la última que haré, y tuvo mucho éxito en Turquía. Puso a mucha gente un poco nerviosa, pero por otra parte, tuvo muchos lectores. Quizá no les gustaba todo lo que leían, pero les interesaba el problema, la situación que exponía.
En una novela política, el autor no tiene por qué ser amado por todos sus lectores, ni éstos tienen que compartir necesariamente todas las opiniones del escritor. De hecho, un autor político al que todo el mundo ame probablemente lo único que haga sea repetir los clichés y halagar los tópicos preconcebidos de su público, en vez de intentar reflexionar sobre el tema.”
            En cuanto al oficio de escritor, en una entrevista conducida por Rosa Montero, el premio nobel explica: “Te vas construyendo una vida de escritor, desde luego, y desde ese punto de vista no eres igual a nadie más. Pero con esto no me estoy refiriendo a esa vanidad narcisista de los autores que se creen únicos. Distingamos entre ese narcisismo, que no comparto ni me interesa, y por otro lado el trabajo que hago. La manera en que yo veo ese trabajo, la manera en que escribo mis novelas, es siempre buscando lo que hay en lo más profundo del ser humano e intentando sacar eso a la superficie, para demostrar que todos somos iguales unos a otros.”
            Orhan Pamuk ha sabido enfocar aspectos sociales desde una óptica muy particular, donde su literatura constituye un puente que establece encuentros y disyuntivas entre la cultura del medio oriente y la vida contemporánea occidental. En este sentido, sus opiniones han causado polémica en su país, por su crítica, certera y pertinaz.
            He leído las primeras páginas de “El museo de la inocencia” y ya estoy enganchado de esa prosa fluida, de la experiencia que significa disfrutar y aprender de una literatura sólida, pertinente, esencial. Acerquémonos a este maestro de las letras, a ese mundo construido desde su propia experiencia, que viene a ser el reflejo de las perplejidades y los éxitos del hombre de nuestros días.

domingo, 6 de mayo de 2012

Una estatua para Mazinger


Alfredo tiene ocho años, vive en Madrid con sus padres. No puede creer lo que sus ojos están mirando. Allí, frente a él, Mazinger Z contempla al mundo en actitud vigilante. Su padre se lo había dicho días atrás, que lo iba a llevar a un lugar espectacular donde además de conocer a unos familiares, iba a llevarse una gran sorpresa. Así fue. Alfredito observa con detenimiento al Mazinger de Tarragona, al noreste de la Península Ibérica. Mira a su padre, quien a su vez lo mira con alegría, y luego se abrazan como un par de chiquillos frente a aquellos diez metros de altura de fibra de vidrio y recuerdos.
            Así como Alfredito, muchos niños y niñas del mundo, vivieron la emoción de ver a su héroe favorito, Mazinger Z, acabar con las pretensiones terroríficas del Dr. Hell y su tropa de robots restaurados, provenientes de la Isla de Rodas. Cada capítulo, despertaba nuestras expectativas, y cuando pensábamos que nuestro héroe iba a sucumbir y sería destruido, éste demostrando sus magníficos poderes y estratagemas, salía ileso de cada una de las batallas que debía sostener a fin de salvar a la civilización.
            Recuerdo claramente aquellos días de inicios de los ochenta, un niño, casi como Alfredito, frente a la televisión después de la seis de la tarde, concentrado en un nuevo capítulo de Mazinger Z, para ese entonces transmitido por Venevisión. Era una cita imperdible. A veces, prefería venirme a la casa a ver la serie que quedarme jugando en la calle con los vecinos o primos.
            Y es que a pesar de que en muchos países fue censurada, porque supuestamente alentaba a la violencia, para mí era y es una fábula épica de la lucha que cada día debemos emprender para cumplir nuestras metas. El honor, la perseverancia, subyacen en cada entrega, hasta el amor entre Koji Kabuto y Sayaka Yumi que no lograba establecerse debido a sus personalidades y diferencias.       
            Alfredito posa junto a su padre al lado de la gran estatua, para materializar lo que será un recuerdo futuro. Tiene entre sus manos una réplica de Mazinger Z que su padre compró en 1997, fabricado por la empresa Bandai, dentro de la línea Soul of Chogokin, y que ahora éste se lo ha obsequiado como un tesoro invaluable.
Han visto juntos todos los capítulos de la serie, a través de la WEB. Alfredito sabe de lo que es capaz su amigo Mazinger, por eso su imaginación se desboca, y es cuando Mazinger se arrodilla frente a él y le alarga su gran mano defensora del mundo, y Alfredito sonríe, mientras su padre tiene la certeza de que aquella tarde será inolvidable para su hijo, así como lo será por siempre para él.

miércoles, 25 de abril de 2012

poema


La luna no volverá por nosotros
Ni el cielo vendrá a cosechar nuestras últimas lágrimas,
Ni siquiera el sollozo de los cuerpos
Vibrará en la clara estancia
Donde aún se agitan los espejos

En la ahíta noche del corazón
Cuando más te pienso
Y finjo una sonrisa de media cara
Como para apaciguar
El rictus desapacible de tus labios,
Tus formas lumínicas adosadas a la espalda del recuerdo
Merodeando los tejados del alma
Como una gata sigilosa y pertinaz

No volverá el viento a resoplar en los jardines,
Para que tú no vuelvas vestida de verano…

sábado, 21 de abril de 2012

Conciencia ciudadana

Una sociedad es la sumatoria de todos sus ciudadanos. En ese ámbito humano, la interdependencia teje sus hilos de manera inevitable. Así pues, el sino cultural, los procesos históricos, o la manera como sus líderes ejerzan su labor, que de por sí debe responder a las necesidades de todos, va moldeando el carácter de tales contextos. Aunque no conversemos con nuestros vecinos o prefiramos mantenernos encerrados en nuestros hogares luego de llegar del trabajo, siempre vamos a ser influenciados por lo que decidan los demás, como por ejemplo, los responsables de los servicios públicos, o por el alcalde de turno o las decisiones del presidente.

En este orden de ideas, he venido reflexionando acerca de nuestro comportamiento ciudadano. Y es que es fácil argüir que por el sólo hecho de participar en las elecciones ya se ha cumplido con el rol que todos debemos asumir como ciudadanos de un sistema democrático. Desde mi punto de vista, quienes piensan de este modo, cometen un grave error. Ser ciudadano es coadyuvar al mejoramiento del nivel de vida de todos a través de una participación activa, en donde el diálogo y los intereses comunes estén por encima de lo individual.

Sin embargo, esto lamentablemente no es así. Vivimos en una sociedad de instintos, en donde el concepto de ciudadanía no se aplica en casi ningún ámbito social. Cada quien hace lo que puede y quiere, en muchos casos, sin mirar al que está al lado, aquí el lema parece ser “sálvese quien pueda”. No quiero parecer pesimista, sólo intento ser lo más realista posible. Esta aseveración se fundamenta en las cosas que he visto, en las actitudes que fácilmente se aprecian por doquier.

En estas épocas de lluvia, por ejemplo, año tras año, se repiten las mismas escenas, casi los mismos titulares de prensa se despliegan, en los que se infiere la falta de madurez de una sociedad, de un conglomerado de personas que no toman en cuenta procesos preventivos y de mantenimiento de las vías de comunicación, que siguen arrojando sin ningún pudor desperdicios a los ríos y quebradas, que se acuerdan de limpiar las aceras y los ductos de agua justamente cuando éstos ya han colapsado.

Una sociedad en la que los gobiernos locales o nacionales deben activar operativos de seguridad o de tránsito, porque muchos conductores no son capaces de cuidarse por sí mismos, no puede decirse que es una sociedad en vías de desarrollo. El progreso de un país no se mide solamente por el crecimiento económico que éste pueda experimentar, sino por la calidad de relaciones que se entablan entre sus conciudadanos. Así pues, contribuyamos a nuestro verdadero crecimiento, y no nos dejemos manipular por quienes prefieren mantenernos entre las brumas de la incomunicación.

sábado, 14 de abril de 2012

Las ideas de Antonio Pérez Esclarín



Uno de los últimos libros del maestro, filósofo, escritor y conferencista Antonio Pérez Esclarín, “Educación Integral de calidad”, publicado por San Pablo, en 2011, es una especie de inventario de lo que ha sido el pensamiento educativo de este gran pedagogo venezolano, de origen español, cuyos pilares esenciales se fundamentan en la formación integral de los individuos, para que estos sean personas cada vez más humanas y felices. Una educación para la vida, en suma, en donde la familia y la sociedad juegan un papel preponderante.

Recuerdo que el primer libro que leí de Pérez Esclarín fue “¿Es posible educar hoy en Venezuela?”, hacia el año de 1995. Desde entonces, he tratado de poner en practicar muchas de sus enseñanzas y planteamientos. Labor nada fácil y que me ha llevado a considerarme un educador en continuo proceso de formación, un investigador a tiempo completo de nuestro sistema educativo y sus implicaciones en la vida social.

En tal sentido, comparto la filosofía educativa que Pérez Esclarín ha sostenido a lo largo del tiempo, cuando plantea una educación arraigada en la realidad de los estudiantes, de su entorno, de su realidad última, en donde los contenidos no sean fines sino medios que conlleven a la formación de las competencias más importantes, de modo que los alumnos, progresivamente, vayan asumiendo las riendas de su propio aprendizaje.

En este orden de ideas, el docente ha de convertirse en una suerte de puente que medie entre los conocimientos, conceptuales, procedimentales y actitudinales, que el estudiante tiene que desarrollar y el modo como éste debe proceder para lograrlo. Así pues, Pérez Esclarín resalta el valor indiscutible y vital de la tarea educadora: “Educar no puede ser meramente un medio para ganarse la vida, sino que tiene que ser un modo de dar vida, de defender la vida, de ganar a la vida a los demás, de provocar las ganas de vivir con autenticidad y libertad.”

Uno de los procesos a los que Pérez Esclarín ha hecho énfasis en casi todas sus publicaciones tiene que ver con la enseñanza de la lectura y la escritura, pilares fundamentales de todo sistema educativo. En cuanto a la lectura, advierte que ésta es una herramienta prodigiosa en la activación y desarrollo de la imaginación y la creatividad de los estudiantes. Sugiere la lectura de poemas, cuentos, leyendas, pues de acuerdo a sus palabras: “La lectura sumerge al niño en un mundo mágico, que a diferencia de la televisión que se lo presenta hecho y no requiere ningún esfuerzo, él debe imaginar.”

Los lectores autónomos, críticos, que empleen eficazmente la lectura como medio de aprendizaje y recreación, son el perfil que se requiere en toda sociedad que busque un mejor nivel de vida. En consecuencia, Pérez Esclarín aboga por un docente lector, investigador e intuitivo, que sepa interpretar este aspecto, y lo más importante, que lleve a cabo estrategias para tal fin.

En lo referente a la escritura, este insigne educador, sugiere que la escuela enseñe a los estudiantes a construir sus propios textos, dejando de lado la copia y la repetición. Sólo de esa manera, construiremos esa sociedad que tanto anhelamos, donde el amor, la honestidad, el respeto, la tolerancia sean los pilares fundamentales.